sábado, 14 de mayo de 2016 - Escrito por: José Sáenz

Los incentivos del fujimorismo

Han dedicado quince años a la construcción de un aparato partidario clientelista que los está poniendo muy cerca del poder absoluto.

Esta semana Ipsos Perú publicó lo siguiente:

Así planteado, no debe resultar muy grande el incentivo del Fujimorismo para invertir en educación.

O, para tal caso, en construcción de ciudadanía y presencia del estado que deben estar tanto o más correlacionados - y más cercanos a ser la causa. La falta de educación y el mismo fujimorismo: dos consecuencias paralelas.


Ponte en sus zapatos, han dedicado quince años a la construcción de un aparato partidario clientelista que -más allá de sus fuentes de financiamiento- los está poniendo muy cerca del poder absoluto.

El primer trabajo de todo el que llega al poder resulta ser mantenerse allí, para poder ejecutar su agenda, cualquiera que esta sea.

Entonces, ¿qué incentivo tiene el Fujimorismo para extender una presencia del estado que le restaría valor a su aparato partidario? ¿Por qué se esforzaría por proporcionar servicios públicos de calidad y sostenidos a una población que contando con ellos dejaría de ser proclive al clientelismo?

¿Por qué invertiría en educación?

Los incentivos más bien apuntan a reforzar al partido. Hacia convertir al estado en un instrumento del mismo. Copándolo. O utilizando sus recursos para enfatizar que el accionar del estado no responde a una política sostenible sino a que el partido y sus representantes están allí para ejecutarlo. Para premiar lealtades y castigar dicidencias.

”Vino el presidente y me puso un colegio.” “Desde la última vez que vino el presidente ya nadie se preocupó porque tengamos agua.”